No me apetecía, no, no me apetecía viajar, sentía una especie de pesadez, un sentimiento de negación por irme a pasar unos días fuera de casa, la pregunta, "¿Te vienes a...?" hacía que en mi mente sonara un "uff..." y no entiendo el porqué, a mi me encanta viajar, coger un tren, ver los diversos paisajes escuchando música, ver otras ciudades, otros lugares, dormir en casas diferentes, ver a mis amigos mas lejanos, a mi madre...
Esto se debe a que ayer me hicieron la pregunta, y hoy me he despertado mas positivo, el triste cielo nublado hace que mi mente se anime, y ahora por mi cabeza pasan los planes para irme fuera unos días, planes y ganas, aunque siempre hay factores que te hacen dudar (por ejemplo el ordenador que tengo reparando y que hablé en mi primera entrada) y que a la vez hacen que se te vayan un poco las ganas, pero en principio quiero ir.
Solo quería escribir esta entrada para pensar y hacerme a mi mismo una pregunta, ¿porqué estos cambios tan repentinos? ¿Simplemente se debe al absurda sensación de ver nublado el cielo, o a algo más?
martes, 15 de septiembre de 2009
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Copon, es que llegué al blog este y vi cosas de estatuas romanas y digo... no puede ser Trokos... XD Asi que es usted, señor Jorge... XD que bien pues, te agrego ^_^
ResponderEliminarRespecto a la entrada esta... a mi me pasa a menudo. Demasiado a menudo. Estar con ganas de hacer algo durante dias y de repente tener la sensacion de q en realidad no te apetece nada hacerlo. Y viceversa. No se muy bien el porque, ando investigandolo, porque a mi, al menos, no me gustan nada esos cambios mios...